martes, 19 de mayo de 2015

DEFICIENCIAS DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA



Sábado 23 de mayo de 2015.



PROPÓSITO: 


  1. Identifica algunas deficiencias de la administración pública.
  2. Explica la política pública del plan sectorial de turismo.




ACTIVIDADES: 

  1. Hacer la lectura de capítulo IX: Algunas Deficiencias de la Administración Pública.
  2. Preparar la relatoría escrita.
  3. Lectura complementaria: La Corrucción.

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LA CORRUCCIÓN.

Aunque la corrupción en Colombia procede desde la creación misma del Estado e incluso antes, es en la actualidad cuando el problema parece acentuarse, y se devela la ineficacia de las estrategias anticorrupción implementadas en el país a lo largo de su historia.

En el caso Colombiano, el problema de la corrupción se ha venido manifestando desde el inicio de la República, cuando Bolívar en 1819, propuso a los delegados del Congreso de Angostura, la educación y la formación moral de los ciudadanos para purificar y evitar los actos corruptos, creando así el poder moral de la República constituida por dos cámaras: Cámara de la Moral y Cámara de la Educación. En el mismo año, el General Santander fue más allá y propuso la pena de muerte para los funcionarios públicos culpables de malversación de fondos. Inclusive desde la época de la Colonia, los robos y las malas administraciones de los fondos de la Real Hacienda eran ampliamente conocidos (Gamarra, 2005). En 1945, Jorge Eliécer Gaitán emprendió una campaña de denuncia de sobornos, trámites ilegales, tráfico de influencias, entre otras modalidades corruptas, basado en lo que él denominó El principio de la restauración social de la moral. Durante el Frente Nacional (1958-1974) y en los años posteriores, se presentó un incremento de los niveles de corrupción con la expansión de la burocracia y los monopolios del Estado. De igual modo, durante la década de los setenta, un sinnúmero de Instituciones del Estado fueron y siguen siendo objeto de denuncias de actos de corrupción. 

La década de los ochentas no fue la excepción, y la corrupción generalizada fue alimentada por el narcotráfico con su secuela de violencia y terrorismo, por la amenaza guerrillera y por la ineficiencia del sistema de administración de justicia (Gallón y Gómez, 2000). Para los noventa y la década posterior, la corrupción había alcanzado límites socialmente intolerables y un nuevo ingrediente se había sumado: los grupos de autodefensas y su posterior desarticulación en Bandas Criminales (Bacrim), que llegan hasta nuestros días.

Para algunos autores como Fajardo (2002), esta persistencia de la corrupción en el país, está condicionada por la herencia de las instituciones franco-españolas. El personalismo, la falta de división de poderes y la falta de claridad en la definición de los derechos de propiedad fueron causa de una administración de justicia y de la hacienda pública con tendencias hacia la corrupción. Por eso es bastante claro que su solución sea muy difícil, su diagnóstico sea complicado, e inclusive su definición sea problemática (Gamarra, 2005).

Pese a los esfuerzos realizados por el gobierno y por los organismos de control en materia anticorrupción en los últimos años, especialmente desde la constitución de 1991, los resultados son aún insuficientes. Según investigación de Martha Badel en 1999, la corrupción representa un costo anual para el país de aproximadamente el 1% del PIB. Así mismo la corrupción es vista por los colombianos como el factor más problemático para el país que impide hacer negocios, según el Índice de Competitividad Global 2010-2011 elaborado por el Foro Económico Mundial, en el que Colombia ocupa el puesto 68 entre 139 países evaluados, y el 7° lugar entre países latinoamericanos. 

En este sentido, las estadísticas sobre Percepción de la Corrupción elaborado por Transparencia Internacional, dan cuenta del repunte sobre la percepción de corrupción en el país especialmente a partir del segundo periodo del presidente Uribe, e inicios del actual, ubicándose nuevamente por encima de los promedios mundial y latinoamericano.

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El descenso observado para el periodo 1998 – 2005, se podría explicar en parte, al sinnúmero de medidas anticorrupción implementadas desde la Constitución Nacional de 1991 en el gobierno de César Gaviria hasta el primer periodo del presidente Álvaro Uribe, donde se destacan la creación de la Comisión para la Moralización y Eficiencia de la Administración Pública (Decreto 1860/91); la promulgación del Estatuto General de la Contratación de la Administración Pública (Ley 80/93) que reemplaza el Decreto 222/83 considerado hasta entonces pieza central de la contratación pública en Colombia; la creación de la Consejería Presidencial para la Administración Pública (Decreto 2098/94); la promulgación del primer Estatuto Anticorrupción (Ley 190/95); 
La regulación del comercio electrónico y firmas digitales (Ley 527/99); la creación del Programa Presidencial de Lucha contra la Corrupción (Decreto 127/01); el Decreto 2170/02 con medidas para combatir la corrupción, por el cual se reglamenta la Ley 80/93, el Decreto 855/94 y se dictan otras disposiciones en aplicación de la Ley 527/99; el Decreto 519/03 por el cual se crea el Programa Presidencial de Modernización, Eficiencia, Transparencia y Lucha contra la Corrupción, que reorganiza y redefine funciones del anterior Programa Presidencial anticorrupción creado en el gobierno de Andrés Pastrana.

Para el segundo periodo del presidente Álvaro Uribe, la situación sobre corrupción en el país vuelve a desmejorar, ante lo cual la administración entrante del presidente Juan Manuel Santos promueve el proyecto de Ley 142/10 como nuevo Estatuto Anticorrupción, aprobado por el senado, y debatido en estos momentos por el Congreso en Pleno, el cual, pretende reversar la tendencia creciente de corrupción en el país y el Distrito capital, cuyos escándalos ocupan reiteradamente las primeras planas de los diarios y noticieros nacionales. De este nuevo esfuerzo se destacan medidas sobre contratación, donde ex funcionarios de una entidad pública quedan inhabilitados por dos años para contratar con la entidad para la cual laboraron. En cuanto a lo penal, elimina la casa por cárcel, la libertad provisional y se amplían los términos de prescripción en materia penal y disciplinaria, por delitos contra la administración pública y defraudaciones al patrimonio estatal. Regula el lobby y cabildeo frente al Congreso y al Ejecutivo, para garantizar mayor transparencia, así como vuelve a redefinir funciones del actual Programa Presidencial de Modernización, Eficiencia, Transparencia y Lucha contra la Corrupción, para evitar conflicto de intereses. Se crea la Comisión Nacional para la Moralización, que fortalece la inicialmente creada en el gobierno Gaviria. Implementa el Plan Anticorrupción y de Atención al Ciudadano, obliga a las entidades públicas a publicar nacionalmente su Plan de Acción del año siguiente, y fortalece el Sistema de Interventorías, entre otras medidas de lucha anticorrupción.

Este esfuerzo nacional, sigue la tendencia internacional de lucha frontal contra la corrupción, sin embargo “…la experiencia con estatutos anteriores en esta materia no ha sido la mejor. Es un hecho que los corruptos se adaptan más rápidamente que las normas que los identifican y persiguen” (El Tiempo, 2010). De todas, maneras es muy poco lo que se puede esperar de la efectividad de esta iniciativa, cuando los encargados de aprobarla, son los directamente implicados en el problema, producto de un sistema electoral y judicial, permisivos.
En conclusión, la corrupción en Colombia es un problema persistente desde los umbrales de su historia, con periodos de mayor atenuación como el actual, donde las medidas hasta ahora implementadas para combatirlas resultan muy insuficientes. Se requerirá de una revisión integral de nuestro sistema político-económico, pues al parecer la corrupción del país, es inherente al sistema.

La Corrupción en Colombia. 9 abril, 2011 | 2011 Abril, Boletines.
Édison Ortiz Benavides. Disponible en: www.sobrepolítica.com


GLOSARIO:

ÉTICA Y CONFIANZA, FUNDAMENTOS DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.
 EFICIENTE Y TRANSPARENTE ENFOQUE CONCEPTUAL 

La tradición racionalista asume la ética como un saber que se fundamenta y se construye desde la reflexión filosófica, y que se traduce en un arsenal de argumentos, en un elenco axiológico y en un sistema normativo, que deben ser observados por las personas en su vida cotidiana para que su comportamiento sea considerado ético, dentro de un modelo ideal de ser humano y de sociedad. 

El desarrollo moral es visto, inclusive, como la expansión de la capacidad cognitiva para argumentar y explicar la conducta seguida o a seguir, según principios universales. Valores, prescripciones y argumentos racionales son, entonces, los ejes que sostienen la formación ética que se diseña desde estas perspectivas.

Estamos convencidos de que el seguimiento riguroso de la metodología y procedimientos consignados en el Modelo de Gestión Ética por parte de las entidades públicas, permitirá mejorar en forma sustancial su clima organizacional hacia más altos niveles de integridad y transparencia. 

El Fundamento Ético de la Función Pública: 

Por Función Pública se entiende toda actividad temporal o permanente, remunerada u honoraria, realizada por una persona natural en nombre del Estado o al servicio del Estado o de sus entidades, en cualquiera de sus niveles jerárquicos . También, en un sentido amplio, la función pública puede ser entendida como la actividad del Estado ejercida con el fin de atender asuntos de interés público por medio de sus servidores.

Las finalidades, características y condiciones para el ejercicio de esta función y de la función administrativa del Estado, están determinadas por la Constitución Nacional en sus artículo 2, 122 a 131 y 209, así como por la Ley 489 de 1998 y la Ley 909 de 2004. 

El concepto de Ética (del griego ethos: morada, costumbres, tradiciones) registra una amplia gama de definiciones en la literatura filosófica. El DRAE (Diccionario de la Real Academia Española), plantea cinco acepciones para los términos “ético y ética”, entre ellos los de “recto, conforme a la moral” y “conjunto de normas morales que rigen la conducta humana”. Dado que los humanos somos seres eminentemente sociales que tenemos como condición básica de existencia el convivir con otros, y que además como seres vivos y en consecuencia como sistemas abiertos, no tenemos alternativa distinta que existir en interacción con el entorno, aquí se asumirá la Ética como el conjunto de principios, valores y normas del fuero interno que guían las conductas de las personas en su interacción social
TOMADO DE: http://mecicalidad.dafp.gov.co/documentacion/Componente%20Ambiente%20de%20Control/ModelodeGestionEtica.pdf






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